Suelen ser el resultado de una combinación compleja de factores:
* Antecedentes familiares de depresión o ansiedad pueden aumentar el riesgo.
* Los cambios hormonales durante la pubertad pueden influir en el estado de ánimo
* El pesimismo, la baja autoestima y las dificultades cotidianas
* Una visión negativa de sí mismo, del mundo y del futuro
* Estrés: Presión académica, problemas familiares, dificultades en las relaciones con amigos, acoso escolar
* La baja tolerancia a la frustración
Si como padres no desean que sus hijos tomen psicofarmacos, la solución natural es el tratamiento con Flores de Bach.
Alejandra Ruzo

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